¿ Quiénes son los muertos?
Ernesto Hernández Doblas
¿Quiénes? ¿Quiénes son? ¿Quiénes son los muertos que se multiplican en este pais del horror? ¿Quiénes han permitido que se multipliquen las escuelas de la oscuridad y la ceniza? ¿Quiénes asumirán con firmeza la responsabilidad de la Indolencia y la omisión?
Hay que decirlo: el espanto siempre estuvo ahí. Ya tiene mucho tiempo entre nosotros, acechando no en las sombras sino a la luz de cada día. El tamaño del horror es proporcional a la complicidad de quienes gobiernan.
Cada gobierno tiene una estrategia de comunicación distinta pero a final de cuentas su respuesta es la misma: seguir dejando que la muerte y el dolor sean negocio redondo que cae como anillo al dedo a quienes se benefician de él.
Solo un golpe sobre la mesa logra despertar a veces un poco a la sociedad. Únicamente cuando algo hace que la realidad se desborde y los zapatos de los muertos nos miren de frente, entonces la indignación y rabia se hacen presente.
La indignación, la rabia y el miedo de muchas y muchos aunque no de todos. Hay quienes reaccionan desde el cinismo o la minimización. Hay quienes hacen de los números fatales un juego de vencidas partidista. Hay quienes quieren tapar un horno con un dedo.
El pasado 7 de marzo, el colectivo Guerreros Buscadores, encontró un campo de entrenamiento y exterminio en Teuchitlán, Jalisco. Un botón de muestra del nivel de violencia, impunidad y degradación al que ha llegado el crimen organizado por lo menos desde hace cuatro décadas.
El sitio referido era operado por el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y se usaba como un centro de entrenamiento forzado. Es decir, las personas que ahí eran llevadas, lo hacian contra su voluntad y eran sometidas a torturas de todo tipo para transformarlas en máquinas de muerte al servicio de sus captores.
El panorama es para dejar sin palabras. Para enmudecer, porque no hay alfabeto ni sintaxis que refleje con fidelidad los grados del descenso infrahumano que conocimos gracias al esfuerzo de la sociedad civil organizada.
Desde cualquier perspectiva que sea mirado, el hallazgo es brutal y resulta una radiografía de cuerpo entero de la pudrición de una parte de la sociedad así como de quienes son sus cómplices desde el poder político y económico.
El predio en donde fueron encontradas diversas evidencias del campo de entrenamiento y exterminio se ubica a una hora de la ciudad capital de Jalisco. Imposible para el mínimo sentido común pensar que ninguna autoridad se dio cuenta de lo sucedido ahí.
¿Qué tipo de exhaustivas investigaciones son necesarias para descubrir que cualquier cosa de tal magnitud no es posible sin complicidades en todos los niveles del gobierno? ¿Con qué tipo de excusas, confusiones y mentiras querrán evadir su inobjetable responsabilidad?
Una vez más ha sido revelado para quien tenga dos dedos de frente, que quienes dicen trabajar para nuestra seguridad son los mismos que directa e indirectamente nos sumergen en la ruina.
Otro de los muchos aspectos que enmarcan el hallazgo del horror que nos negamos a mirar, es que la mayoría de quienes eran llevados al nefasto entrenamiento eran jóvenes de entre los 15 y 25 años.
El capitalismo gore (Sayak Valencia dixit) ha engendrado múltiples formas para hacer negocio ya no con el individualismo sino con la deshumanización radical. Un paso más allá del interés propio y la falta de empatía.
Lo que poco a poco va siendo revelado en el caso de Teuchitlán, Jalisco es demoledor, pero lo es aún más la certeza de que no es algo ni único ni excepcional. Ya sea grupos de la sociedad civil o periodistas han dado cuenta del crecimiento en capacidad y métodos del crimen organizado.
Los descabezados, los colgados en puentes, los rubros en que trabaja la delincuencia organizada más allá del mero trafico de drogas, los secuestros, las técnicas para desaparecer, los camiones llenos de cadáveres y el uso de la migración para sus fines entre muchos otros aspectos han sido dados a conocer una y otra vez.
Todos los gobiernos de todos los partidos han hecho caso omiso e incluso se ha tenido el descaro de acusar y atacar desde el poder a periodistas y madres buscadoras.
Este sábado 15 de marzo, diversos colectivos han llamado a un luto nacional que sin duda contribuira a crear mayor conciencia sobre la situación de extrema gravedad que atraviesa el país
Es un mínimo acto de respuesta que merece lo descubierto para que la impotencia y la rabia no lo cubran todo. ¿Quienes son los muertos?
Como una de las tantas formas en que los gobiernos desestiman acontecimientos que desnudan su corrupción e incapacidad, se ha dicho o dado a entender de que muertos y desaparecidos perrenecen al crimen organizado.
“Es un pleito entre bandas criminales” dicen, como si no fuera su absoluta responsabilidad el impedir acciones que lesionan el tejido social.
¿Quiénes son? ¿Quiénes son los muertos y desaparecidos? Son niños, niñas, jóvenes y adultos de este pais. Son vidas humanas que la Constitución y el Estado juraron cuidar. Los muertos son ellos, las víctimas somos todos. Encarcelados en un país en donde gobierna el horror.